Primer Lugar:
Manuel Leonardo Menéndez Vanegas
La Baja Edad Media - Rap

Segundo Lugar:
Delka Mauren Mantilla Duarte
Tomás, Luz y Oscuridad. Historieta Gráfica.

Tercer Lugar:
Juan José Quevedo Ruiz
Federico de Luca y las aventuras por Oriente. Cuento.

Federico de Luca y las aventuras por Oriente – Cuento
Juan José Quevedo Ruiz
Federico, comerciante de la bella y prominente ciudad de Venecia, era padre de tres pequeños, dos chicos y una chica: Alessandro, de 15 años, Luciano, de 10 años; y la chica Orazia, de 7. Él era casado con la bella señora Alessandra. Él, evidentemente, era un poco mayor que ella. La diferencia, sin embargo, pocas veces se notaba gracias a la vigorosidad del señor y a la beata compostura de ella.
Esta familia vivía en una zona burguesa de la ciudad, acostumbrados a la comodidad que el trabajo de Federico le permitía gracias a la compra y venta de mercancía en el puesto que sostenía en el mercado local.
Desde muy pequeño, Federico estuvo acostumbrado al regateo y la vida mercantil. Su padre, un navegante veneciano, fue de los pioneros en las incursiones comerciales en Bizancio. Ya para aquella época llegaban rumores acerca de la fastuosidad y amplitud en la variedad de mercancías que se encontraban en los puertos bizantinos. Su ubicación geográfica, por un lado, y sus relaciones cercanas con imperios lejanos en oriente, al igual que en el África subsahariano, por otro, le hicieron ganar prontamente gran renombre entre los destinos preferidos de comerciantes burgueses en busca de nuevas y aprovechables mercancías para llevar a sus pueblos de origen.
En aquellas oportunidades en que el padre iba a negociar en aquellos distantes lugares, Federico le acompañaba fielmente como parte de la tripulación de la pequeña carabela de un conocido de la familia. Atraído, sobre todo, por los metales preciosos y las joyas de fina hechura, Federico desarrolló desde pequeño cierta habilidad para poder identificar aleaciones bien logradas de metales trabajados en reinos lejanos, piedras de fantasía y puras. Sin la necesidad de artilugios para poder detectar la pureza de los materiales, el joven Federico ya se había ganado cierto renombre entre los acompañantes más frecuentes de su padre, otros comerciantes, que como éste buscaban su subsistencia a costillas de las posibilidades y novedades que los lejanos reinos traían.
Sus aventuras, por supuesto, estuvieron marcadas por los peligros, y de distintos tipos, causados por la naturaleza misma, así como por la mano del hombre. En la zona mediterránea la cual era verdaderamente concurrida y llena de riquezas que iban y venían de oriente a occidente y de norte a sur, abundaban los piratas: hombres salvajes y férreos en busca de tesoros y riquezas a expensas de los comerciantes y mercantes que dedicaban su poco dinero para costear viajes más o menos constantes desde y hacia todos los terrenos circundantes al Mediterráneo. Los piratas, por lo general, hombres y, en ocasiones, mujeres de diversas nacionalidades, funcionaban como una fuerza de contención que se ponían al servicio del mejor postor, cuando así lo querían, sin duda, ya que, por lo general, el beneficio propio sería más relevante que el aquel que pudiera beneficiar a los demás.
En uno de sus viajes, Federico, como se sabe, apasionado por las piedras preciosas, los metales y su manipulación, se vio atraído por una nueva manera de trabajar y utilizar estos elementos. Una nueva forma de ver los elementos de la tierra empezaba a desarrollarse. El encuentro de los conocimientos que concurrían en este corazón global, Constantinopla, fueron dando unos resultados increíbles con respecto a la maleabilidad de los materiales y su transformación en nuevas cosas. Los árabes, los hindúes, los persas, los occidentales, así como los hunos y los rusos empezaban a ver en la necesidad por la riqueza que provenía del oro un impulso por tratar de producirlo de manera artificial. A estos intentos se les conoció con el nombre de alquimia.
Si no fuera por el hecho de que había personas de fe involucradas en estos procesos, Federico, ferviente devoto, estaría completamente en contra de su práctica. Incluso para ser completamente justos, aunque hubiese sacerdotes de diferentes órdenes involucrados en la realización de este tipo de prácticas, él mantenía cierto recelo con respecto a dicha manipulación. A fin de cuentas, las cosas de Dios, como su creación, son objeto de respeto, no de manipulación. Federico bien decía, “el hombre en su ignorancia se cree el centro de la vida, cuando en realidad ella solamente tiene uno, que es Dios”. Él sabe que, si sus finanzas van bien, si su familia cuenta con un pan, leche y carne en la mesa es porque Dios, todopoderoso, los pone ahí. Él agradece su despertar, su fortuna, su familia, sus negocios, sus buenos viajes y, al mismo tiempo, se pregunta por la ira de Dios cuando algo en esos aspectos sale mal. Así misma es la formación que sus hijos y su hija han profesado.
Indudablemente, aunque él fuera un fiel siervo del Señor, no podía dejar de preguntarse al ver a su mujer y la cantidad de bondades que tenía “¿cómo puede el Señor enseñar que este ser, que cuida de mi familia, que me mantiene vivo gracias a su buena mano en los quehaceres hogareños, que ve en nuestros hijos el fruto del amor que en primer lugar nos juntó y que luego tomó forma gracias al encuentro íntimo de nuestra pasión y que en sagrado matrimonio uní a mi vida sea, de alguna forma, inferior a mí? ¿Qué sería de mí sin mi mujer? ¿Qué sería de mi familia, mis hijos y mi hogar sin ella y su valiosa función? Ella es muy valiosa y nunca lo valioso puede ser tomado con inferior, por el contrario, ha de ser puesto en lo alto, como nosotros los comerciantes y mercaderes hacemos con la riqueza que nos permite el sustento diario”.
Luego de que la situación en Venecia empezó a decaer a causa, aparentemente, de la llegada de personas de otros pueblos, de otras lenguas, de otras culturas y religiones, Federico supo que debía partir. Bizancio, en especial Constantinopla, ofrecía para él nuevas oportunidades para él y su familia.
La experiencia que había ganado con la lengua, el griego, y otras de la región, como el persa, el hindú y el árabe, le hacían ya sentirse más oriental que occidental, al menos en su cultura y sus costumbres.
Por supuesto, para él Dios siempre hubo y habrá uno, él tiene claro que Dios no puede ser muchos, porque no sería el Dios, tampoco puede tener diferentes interpretaciones porque esto implicaría una diferencia en la manera en que él se muestra al ser humano. Dios es el Dios en quien su padre creía, lo mismo que su abuelo y que todos los domingos que se encontraba en su casa, en Venecia, cerca de la iglesia del burgo, visitaba y adoraba.
Así, Federico, junto con su esposa, Alessandra y sus hijos Alessandro, Luciano y Orazia partieron en busca de nuevas oportunidades, esperando encontrar nuevos horizontes que alcanzar en este mundo, cada vez más grande y complejo.
Cuarto Lugar:
Juan Pablo González Vanegas
La Razón y la Fe. Historieta Gráfica.



Quinto Lugar:
Alberto Nicolás Bula B.
La sociedad del mañana. Cuento.
La sociedad del mañana
Alberto Nicolás Bula Bracamonte.
Con la mirada puesta al anochecer lleno de lágrimas que corren por las mejillas de un viejo caballero el cual recuerda perdidas de amigos y compañeros, causadas por la guerra que llegaba a su fin. Situado en el país de la miseria donde se reinaba un nuevo mundo al momento de acabarse la guerra donde la voz y el pensamiento no eran razón suficiente para sobre vivir o ser escuchados, pues la guerra era la primera y última voz que reinaba para los victoriosos de las nefastas luchas hechas para controla las zonas pertenecientes de los reyes ingleses.
De forma atractiva camina una hermosa mujer que entre las llamas no se apreciar su rostro, pero su esbelto cuerpo envuelto en fuego fue el centro de atención de este viejo caballero. Este se queda sorprendido pues al tener esta mujer frente a sus ojos y contempla cada parte y rincón de su cara, no tiene más remedio que temblar y esperar que pase lo inesperado; el aspecto repugnante de esta mujer hacer que el caballero se postre en el suelo en silencio, lleno de miedo y de sorpresa pues, es primera vez que vive algo parecido.
La mujer se presenta ante él diciendo que no tenga miedo, le dice al caballero que su nombre es alètenia, y que será su compañero de dolor por esa noche.
El caballero responde: ¿De dónde sois y por qué has venido a mi lugar de sufrimiento?, es que acaso no ves que estamos en medio de la guerra, en medio de la nada, ¡donde lo dejamos todo!
Alètenia: ¿Qué es dejar todo si estas en la guerra luego se suplir una nefasta idea de control y poder por territorios que no son de tu pertinencia?, no veis acaso la sangre seca entre sus manos y vestida, llena de repugnantes vidas las cuales no volverán a sentir el placer de sentir que vivimos pues la arrogancia de tener y poseer cosas los segó en las formas de continuar con lo que tienen.
El caballero: ¿acaso eres tú la muerte quien viene por mí?, de ser así, estoy más que preparado.
Alètenia: ¿muerte? A qué viene esa estúpida idea de sentir que la muerte viene por ti o por alguien presente en esta arena.
Viejo caballero que pena me das al creer en supersticiones de vidas pasadas y futuras, si yo fuese la muerte y vendría por ti, nunca te podría encontrar, pues, tu cuerpo sin vida hace que tu significado de vida ya no te haga existir y sin tu idea de vida, yo como muerte tampoco lo hiciera.
No he venido aquí para hablarte de cosas que el hombre aún no conoce ni tampoco comprueba, pero si te hago la idea en que te cuestiones de lo que piensas
- El caballero entre labios le pide a Dios que lo perdone por todos sus pecados y le permita entrar al reino de los cielos.
Alètenia: ¿Estas rezando?
El caballero: no es de tu importancia mis actos, como tú lo has dicho, solo soy un simple caballero repugnante que sabe conquistar tierras por medio de las muertes de otros hombres, tierras que jamás serán de mi poder y control.
Alètenia: Veo como el miedo que sientes en este momento ante mi presencia hace tener una imagen salvadora de “Dios”, quien te cuidara y te respaldara en otro lugar desconocido.
El caballero: tener miedo día tras día es el mayor de los sentires para sentirme vivo.
Alètenia: Que lamentable es que le llames vivir a la idea de sufrir día tras día.
Te preguntaras porque tengo mi rostro de esta forma anormal, siendo una mujer con tal hermoso y sensual cuerpo.
- Alètenia se acercar al caballero mientras gatea y sonríe de forma misteriosa, mientras toma la mano de caballero y la frota por todo su cuerpo.
¡Esto me lo hicieron los tuyos, los hebreos! Quienes me tildaron de bruja por el simple hecho de tener conocimiento mayor que los de algunos hombres de mi pueblo, ¿te parece eso justo?
El caballero: de manera alguna.
Alètenia: usan de pretexto la idea de ser brujas a todas las mujeres que estemos encontrar de la ida expuesta de ese mundo divino y celestial del cual nadie ha vuelto para decir que experimento en medio de todo este viaje sin destino de reversa.
El caballero: ¿porque no te quemaron?, ¿qué haces aquí interrumpiendo mi dolor y tristeza?, me llenas de cólera, ya he quitado la vida de muchas personas, acabar con la tuya no me importaría, ¡y menos si es la de una MALDITA BRUJA!
- alètenia se levanta y dice.
Alètenia: ¿quién te dice que aún vivo?, crees acaso capaces a tus hermanos hebreos de dejarme con vida y solo hacerme esto en mi rostro, mi cuerpo se me fue arrebato hace pocos días, llenado por las llamas que me consumían mientras colgaba de mi cuello enfrente de una multitud alegre por despojarme de mi vida y mis ideas.
No te diré de dónde vengo, ni tampoco hacia donde voy, solo te aseguro que luego de esta noche, serás más humano que celestial. La vida es el recorrido de idas y venidas enmarcada en cambios que pueden traer prosperidad y miseria partiendo desde la idea donde se mire.
El caballero: ¡patrañas!, tú lo has dicho, nadie ha regresado de la muerte para contar que sucede en el otro lugar, ¿acaso crees que te voy a concebir como un alma en pena?, por suerte de seguro escapaste de muerte entre las manos de los hebreos, y estas desolada, confundida sin un destino a donde llegar.
Alètenia: ¿destino por llegar?, quien es el primero de los hombres que sabe cuál es su destino, no es más que una tonta idea para no tener una voluntad de poder en la cual cambiar quienes somos.
El caballero: Te pido que me te retires y me dejes tranquilo.
Alètenia: te has cuestionado la idea de vivir un futuro de prosperidad, donde se respeten las ideas de pensamientos y presagios hechas para comprender el mundo desde la idea de porque estamos aquí o de dónde venimos.
Todo esto sucederá al comienzo de cada guerra que se aproxima, donde el deseo de poder del mundo los consumirá y hará llegar una nueva idea de pensamiento y con esto, nuevos cambios sociales.
El caballero: deja de decir estupideces y ya largarte, fuera de mi vista.
Alètenia. Durante 1000 años ocurrirán sucesos inesperados para el hombre, donde la tonta idea del cristianismo se apoderará de los pueblos eslavos; así mismo otras culturas irán a la conquista de otras tierras y se acentuarán en ellas procreando la idea en sociedad de tener el derecho romano y el cristianismo como la religión principal que todos deber seguir.
Aparecerán nuevas religiones, donde la monoteísta hecha por un sanguinario hombre quien lleva la idea divina gracias al filo de sus espadas, erradicando diversas culturas para el control de todo. Los mares estarán llenos de conquistadores, personas enceguecidas por el deseo de saquear tierras ajenas pertenecientes de otras civilizaciones por la simple idea de sentir estar en lo correcto.
El Caballero: así lo quiere Dios entonces.
Alètenia: decenas de tropas llegarán a tener un retroceso por la fuerza de respuestas encontradas en otros reinos; pues estos al sentirse en confianza obtendrán más tierras y con ello forjando nuevos imperios, pues la disputa de nuevos territorios será un aspecto fundamental en todo el proceso de desarrollo en estos años.
El caballero: oh mujer que todas profetisas, de donde sales con tanta ocurrencia. ¿Se te hace lógico pensar que ayer se puede repetir y el presente definir?
Alètenia: solo calla y escucha. Esta oportunidad quizás nunca sucede en la vida de un hombre.
Los papas tendrán un gran control frente al desarrollo social de los territorios conquistados, con estos mismos se enfundarán ideas y creencias religiosos por el cual las personas deberán adaptarse.
El caballero: El hombre debe seguir los mandamientos de Dios, no veo la necesidad de tanta sangre derramada. El camino del señor todo poderoso es el único destino que debemos seguir, toda persona que piense diferente a esta idea lo debe pagar con su vida, ya que, la mucha libertad del hombre lo único que trae es miseria y locura.
- alètenia ignora lo expresado por su compañero de noche y continúa con sus ideas diciendo:
Los reyes serán debilitados, pues la iglesia será quien tenga el mayor control en estas nuevas épocas; acto que aumentar la inseguridad general, es entonces donde nacerá la figura del caballero, protector de las zonas feudales, que serán grandes murallas las cuales resguardan al pueblo feudal y los cultivos que fuera de ella se encontraran, así mismo en diferentes territorios se infligirán nuevas normas de cuidado para la sociedad.
El caballero: ¿crees que te crea toda esta locura?
- La mujer responde.
Entiendo cómo has de sentirte el ser humano no puede soportar tanta verdad, en consecuencia, el sistema mental se sitúa en una zona de seguridad, disociándose de la sociedad, pues esta vive en un sistema tenebroso de la verdad, y nosotros los cuerdos nos tildan como locos o en mi caso como bruja, convirtiéndome en un ser marginal para la sociedad.
El caballero: No sé de donde sacas tantas ideas que no vienen al caso.
Alètenia: la esclavitud continuara, en algunas partes de la misma forma y por otras serán pagos algunos trabajadores por servirle a alguien más, pero estos deberán firma un contrato de lealtad hacia sus superiores, ya no tendrán el hombre de esclavos si no de vasallos, siendo los primeros cambios más importantes para esta nueva era.
Las tierras serán el mayor impacto económico al momento de terminar las guerras, pues la agricultura será el piral central en la economía en todas las sociedades, predominando la vida rural frente a la urbana, ya que los cambios o trueques de objetos o alimentos creados por las personas, serán de gran influencia en las formas de sostenimiento.
El caballero: Me quieres decir acaso que las tierras serán lo bueno y lo malo en todo el transcurso de las transformaciones sociales.
Alètenia: si y no, pero gracias a estas acciones surgirán personas las cuales desarrollaran arquitecturas novedosas para la sociedad, tanto en casas, iglesias y reinos. Pero lo más importante es que las personas se educaran y tendrán mejor pensamiento, acto que hará evolucionar al ser humano en todos sus aspectos posibles, pues los estudios de la aritmética, astronomía, geometría y música, ayudaran en el desarrollo de diversas ciencias como lo son la medicina y las reglas sociales que se deben regir en la sociedad.
El caballero: El estudio solo se le es permitido o adquirido a personas de la realeza, no imagines tonterías que no van a pasar, pero decir así, cuanto me gustaría forjar leyes que no generen tantas muertes y caos.
Alètenia: Los pensamientos de las grandes mentes hoy por día se encuentran perdidos en el mar de los deseos sociales, donde el bienestar monetario tiene mayor validez que el mental o científico. Es por eso que dentro de este periodo se remontaran todas esas ideas y pensamientos hechas por personas del pasado, esos ya llamados filósofos, quienes fueron o diados y amados al tener ideas nuevas al igual que yo.
Te debo decir de lugares sagrados donde se crearán bebidas, medicinas naturales y se cuidarán escritos antiguos de gran beneficio para los avances de las culturas o las sociedades; sería una dicha que puedas durar todos esos años y presenciar todo lo que se aproxima, pero dentro de poco ¡deberás morir!
El caballero: me habláis de un mundo mejor por el cual se tuvo que pasar por mucho dolor, que gracias a este dolor se forjaron personas fuertes y eficientes en el avance del hombre, lo que no entiendo estúpida mujer es porque pones en tu boca la cercanía de mi muerte.
-Alètenia solo sonríe y abraza al caballero diciendo.
Alètenia: tuviste una buena vida a pesar de las tristezas y sufrimiento los cuales estuvieron constantemente presentes en tus días, es por eso que será premiado en el otro mundo.
El caballero: ¿qué me quieres decir?
-el caballero aparece frente a una multitud de personas quienes se encuentran congregadas es una plazoleta pidiendo la muerte de un viejo anciano quien, por las calles del pueblo, caminaba y gritaba todos los días mientras hablaba de un nuevo mundo que de alguna manera revolucionó el pensamiento de la clase baja.
Las últimas palabras de este viejo anciano mientras era colgado y quemado fue, espero volver a verte, quinas con tu propio rostro querida alètenia, pues me dejas ir en paz al reino de los cielos. A ustedes, personas presentes, hoy termina una historia de dolor para continuar con una llena de mejoras.
- El anciano no grito ni lloro, ningún gesto de dolor se hizo presente mientras su cuerpo moría, hay quienes dicen que murió al momento de darle gracias a una extraña mujer.
El pueblo siguió su transcurso, pero siempre pensando en las palabras de este loco anciano.
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Cultura popular en la Edad Media - Análisis
En relación con la gran premisa que busca la unión edad media entre el arte, la naturaleza y el genio de la cultura popular en el medievo, se puede pensar en el inicio de un eterno retorno entre lo sublime y lo grotesco, que a ciencia cierta viene siendo lo mismo, pero desde perspectivas estéticas opuestas. Es por ello, que cuando aparece esta tripartita que fundamentó la cultura popular en la etapa de nuestro objeto de estudio (medievo) se suele confundir su relación íntima con juicios no aplicables, es decir, los enunciados de lo bello y lo feo. Al hacer el recorrido por todo nuestro curso de filosofía medieval, vemos como la cultura popular del entonces, a la luz de los grandes pensadores, no invita a tener una mirada holística de lo que conocemos como lo sublime y repensar el universal de lo feo, partiendo desde un universal propio de la unión de estos dos conceptos: Solo pueden ser entendido el juicio de sublime y lo grotesco cuando se es un genio, es decir los medievales eran genios, ya que su cultura entendía lo sublime (la trascendencia y Dios) y a la vez identificaba lo grotesco (El mismo hombre desde su cultura popular) desde allí, podemos entender desde una mirada cronológica como la etapa medieval ha dignificado estos conceptos en todas las disciplinas y ciencias en especial en la literatura y en el arte, con la aparición del humor, el canto, la poesía, el teatro y la danza. Sin embargo, podemos analizar más a fondo y contemplar que al dividir estos dos conceptos bajo una dinámica de antónimos, como en un momento se quiso en la etapa medieval, satanizando la cultura popular, podemos caer en la negación irreconciliables de un antropocentrismo real en la etapa medieval, ya que en la naturaleza común o en la lógica formal no tiene cabida dividir estos dos conceptos. Continuando estas líneas, podemos anteponer un juicio a manera muy concisa, solo se es genio bajo una naturaleza, es decir cuando soy capaz de volver lo grotesco (La cultura popular) algo sublime (Trascendental) ya que lo grotesco realza lo bello y la excesiva belleza enaltece a lo grotesco.
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Decima:
1. Un imperio acaudalado.
2. Inestabilidad tenía,
3. Y germánicos lo invadían.
4. Aquel imperio destrozado,
5. que Carlomagno ha dado,
6. restauración que fracasó,
7. Cuando su muerte pasó.
8. Y el cristianismo crecía,
9. la ruralización volvía,
10. el feudalismo gobernó.
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¿Quién está embrujando al rey Fausto?
Cuento
Los golpes tras la puerta de madera no cesaban de escucharse uno tras otro, mientras la mujer que estaba dentro de la casa, se replegaba contra la pared, sudando del terror que le producía, la aproximación de su inminente condena. Los autores de los golpes, proferían a voz en cuello: ¡hereje! ¡es una hereje! ¡debe ir a la hoguera! ¡acusada de brujería! Entre otros calificativos similares. ¡es la responsable de la enfermedad del rey Fausto! Decían otros, algunos la llamaban por su nombre ¡Morgana, la bruja! La mujer se tapaba los oídos aturdida, de la puerta ya se comenzaban a levantar astillas, no resistiría mucho más esta para caer en pedazos. La mujer al fin saliendo de su estado de shock, se acerca a la ventana trasera de su vivienda y sale por ella, para su suerte, la turbulenta multitud está concentrada en la entrada de la vivienda, por lo que ella baja por un sendero en el bosque rumbo al río, quedando cobijada por la glacial niebla de la mañana, la turba rompe la puerta finalmente e irrumpe en la estancia, no hallándola para su gran enojo, pero observan sobre una mesa, numerosos frascos con contenidos de diversas hierbas, las cuales decían los de la iglesia, eran brebajes producto de la brujería y era el mismo demonio quien le aconsejaba a Morgana como hacerlos. Rompieron todos esos frascos y extrajeron de su armario también varios libros de hierbas medicinales, que a su juicio eran “brujería”. Aunque no todos estaban de acuerdo con este juicio, había quienes simpatizaban con la “hereje”, porque podían dar testimonios de cómo sus curaciones habían obrado milagros en sus familiares enfermos, más sin embargo por cuidar sus propias vidas, no podían hacer nada más que mantenerse en silencio, expectantes… Quien había ordenado esta caza de brujas era la mano derecha del rey Fausto, este personaje se llamaba Gilberto Braulio, cuyas expediciones de caza de brujas eran muy temidas, pues sus métodos de tortura para con los condenados se destacaban entre los más crueles, pues optaba por los peores métodos que pudiera haber a disposición, tales como; el toro de falaris que consistía en la estatua de un toro, dentro de la cual se introducía a la persona condenada y luego la estatua en cuestión se ponía al fuego, oyéndose los macabros gritos de quien se quemaba vivo adentro, mientras que por las fosas nasales y la boca de la estatua, salía humo, asemejando el mugido del animal. También estaba la del agua, en la que atiborraban al prisionero de agua, hasta que literalmente su estómago se desgarraba o la horrible doncella de hierro, que era un ataúd de púas en la que se metía a la persona y se cerraba, desgarrándolo las púas poco a poco la piel de sus cuerpos desnudos, desangrándole hasta la muerte, entre otras macabras torturas más, inimaginables. Por otra parte, la sola figura de este hombre intimidaba, media casi los dos metros, una melena rojiza y larga le llegaba hasta poco más de sus anchos hombros, una barba igualmente rolliza rodeaba su mentón como un arco, sus ojos se veían grises, llenos de frialdad y maldad, pero lo más horripilante era la garra de guepardo, que se había hecho coser a su brazo, ante la ausencia de su mano, la cual decía perdió luego de una valerosa guerra en nombre del país y defensa de la moral y la religión, pero contrario a su recurrente discurso, reflejaba todo, menos piedad alguna con el prójimo. Es así como ahora quien estaba en su mira, era Morgana Vivas, una mujer acusada del crimen de brujería y herejía, que se burlaba de la acción de Dios, creyéndose ella misma con el poder de curar cualquier enfermedad, haciendo uso de unos brebajes misteriosos que fabricaba bajo el consejo del mismo diablo, y tenía convencida a la gente de que se trataba de un milagro celestial. Pero a sus partidarios los desalentaban, diciéndoles como arderían en las llamas del infierno por haber acudido a sus servicios, y Gilberto no descansaría hasta capturarle y darle muerte, por lo que esa misma noche, saldría con sus soldados con antorchas en mano y furiosos perros de caza para buscarla. Pero la falta más grave de la que se acusaba a Morgana, era la de estar embrujando al rey Fausto, el cual la había estado visitando mucho y teniendo muchas atenciones con ella, como si tuviera un interés romántico, que seguramente era generado por algunas de sus extrañas pociones o algún ritual maléfico. Además de que recientemente el rey estaba padeciendo de una extraña enfermedad que al toser le hacía botar sangre por la boca, para lo cual buscó el consejo de esta mujer, que supuestamente lo curaría, pero ella dijo que esto ya estaba más allá de sus conocimientos, seguramente porque le convenía enamorar al rey y luego asesinarle para quedarse con el trono. Más sin embargo el defendía su inocencia, pero ella ya estaba oficialmente condenada por la iglesia y Gilberto seguiría la voluntad de la institución, como su deber que era. Es así como esa noche, Gilberto y sus soldados anduvieron por los bosques de la región, irrumpiendo en las casas de los aldeanos, por si alguno se le había ocurrido darle escondite, en lo que acertó pues una humilde familia había cometido ese grave error, por lo que los apresaron a todos, los encerraron en los calabozos del castillo y al día siguiente sería el juicio con su inmediata condena. Pues Gilberto consideraba que no había necesidad de perder tiempo en deliberaciones, el crimen de herejía, brujería y complicidad en ese aspecto era claro, más sin embargo el rey Fausto, que se distinguía por ser piadoso, le insistió a Gilberto, que Morgana no incurría en ninguna clase de brujería o acto esotérico, que solo aplicaba los conocimientos medicinales que había aprendido de su tierra árabe, de donde provenía ella y su familia, y al contrario estaba brindando adelantos en ciencia para la región. Pero Gilberto inclemente alegaba que, aunque fuera su consideración como rey, en un caso tan grave, debía cumplir con su deber, que para eso se le había asignado ese trabajo, por lo que debía ejecutarlo con “profesionalismo”. El rey Fausto triste no podía hacer nada más, por la mujer que en secreto amaba y que planeaba hacer su esposa antes de imaginar que esta tragedia se lo impediría, como no tenía hijos porque su primera esposa había muerto solo unos meses después de casarse, años atrás erróneamente había creído que su amigo más genuino y merecedor de heredar el trono, pues lo había criado como al hijo que no tuvo, era Gilberto, pero desde que hizo oficial esa voluntad en su testamento, el comportamiento afable y gentil de Gilberto, cambió a arrogante, irreverente y cruel. Ocurriendo que, pues aún con criminales auténticos el rey Fausto no estaba a favor de torturas tan inhumanas para los condenados, pero Gilberto había tomado el comando de todo, pensando él que sería tan justo y compasivo como lo era él, y eso solo había dado lugar a horribles muertes, entre las que se habían contado varios inocentes. Gilberto por su parte decidió que las penas para Morgana y la familia que le dio asilo, fueran del toro de falaris y la hoguera respectivamente, logrando al menos el rey disuadirlo de la pena más tortuosa para la familia, pues a ellos, incluidos los niños había pensado primero condenarlos a la doncella de hierro. Es así como irónicamente como una burla de la naturaleza a tan macabro acto que se llevaría a cabo, el día siguiente amaneció muy soleado, con el cielo bien azul como las aguas limpias que circundaban el castillo, aunque al mismo tiempo podría ser el verdadero vaticinio de que se haría justicia y no nos referimos a Morgana y la familia, sino a alguien más… el caso es que todo para ejecutar las respectivas condenas había sido preparado desde muy temprano, por lo que no llevaría demasiado tiempo comenzar la ejecución. Por otra parte, el rey Fausto amaneció mucho peor de salud que el día anterior, ahora además de la tos sanguinolenta, tenía ampollas blancas y rojas en el rostro y los brazos, aparte de que parecía tener una fiebre alta, por lo que no pudo levantarse de la cama, lo que le dio a Gilberto los argumentos para llevar a cabo la ejecución lo más rápido posible, pues el “hechizo” de la bruja Morgana estaba por acabar de cumplir su efecto. De esta forma, la familia compuesta por los padres y 4 niños, fueron atadas a un cepo, rodeados de leña, y Morgana en medio de un llanto silencioso, que luego Gilberto con satisfacción esperaría oír como se convertía en gritos desesperados. Luego se procedió a prender el fuego en ambos lugares, cuando por sorpresa, unas catapultas lanzaron grandes bolas de paja cubiertas de fuego, que, al impactar contra el suelo, liberaron mucho humo, de manera que ninguno de los presentes podía ver casi nada a su alrededor… En medio del alboroto Morgana que yace dentro de la estatua del toro, ve para su sorpresa que la puerta se abre y alguien le extiende su mano para ayudarla a salir, finalmente ve emocionada que se trata del mismísimo rey Fausto, quien, a pesar de su deteriorado estado de salud, ha planeado dicha emboscada a expensas de Gilberto para poderla salvar. El rey le pide escapar, no sin antes darle un amoroso beso, que confirma el amor que había ido creciendo entre los dos, él le insiste en que escape, que el luego la alcanzará, que primero debía también ver como salvar a la gente inocente que sería quemada en la hoguera. Cuando la niebla generada por el humo empezó a desaparecer y Gilberto se dio cuenta que Morgana había huido, mandó a sus soldados a buscarla, mientras que las llamas donde estaba amarrada la familia, ya casi les iban a alcanzar los pies, pero justo ahí la gente de la misma multitud, comenzó a apagar el fuego con cantaros de agua. Al mismo tiempo Gilberto le reclama al rey, el que este en ese lugar, si debía estar guardando cama, y les dice a todos que serán condenados a muerte, por ayudar a la familia hereje, pero antes de que el rey diga algo, se ve interrumpido por una criada del castillo, quien lleva algo extraño en la mano. Cuando la mujer se acerca lo suficiente, se puede ver que lo que lleva en la mano es un horrible muñeco con botones por ojos y construido a base de varios retazos de tela vieja y a la cabeza, llevaba cocido cabello rubio real, que lograron identificar que era del rey, además en el pecho tenía clavados varios alfileres, y este estaba semiabierto, parecía tener algo dentro, cuando el rey ordenó que comprobaran que llevaba dentro, extrañamente la dura expresión de Gilberto, comenzó a transformarse en una de temor, nunca antes vista en su inclemente y cruel mirada. Finalmente hallaron una foto del rey dentro semi quemada, manchada con lo que parecía ser sangre seca, junto a otra foto, esa si en perfecto estado de Gilberto, que traía escrito futuro rey. De repente quien era también la encargada de cortar el cabello de su realeza, recordó que un día cuando iba a botar el cabello cortado del rey, Gilberto le pidió que le dejará tomar un poco del mismo, lo cual le pareció muy extraño, pero según Gilberto era para un experimento que el rey había mandado a realizar para contrarrestar la calvicie que cada año le iba aumentando, e incluso al notar la duda en la expresión de la mujer, la había llegado a amenazar con condenarla a muerte, por el solo hecho de desobedecer una orden. Es así como estaba claro quién era el verdadero autor, de tan mortal brujería para tomar la vida del rey, para así quedarse con su trono, Gilberto empezó a correr, y en vez de ordenarles a los soldados que lo siguieran, el rey Fausto ordenó soltar los perros más feroces de caza del castillo, siendo estos alrededor de unos 60 y hasta más, horas más tarde cuando 10 de las fieras llegaron con el hocico lleno de sangre, el rey no vio la necesidad de confirmar cual había sido la suerte de Gilberto, pues uno de los perros llevaba en sus fauces, una garra de guepardo, aquella que Gilberto por tantos años, había ostentado como señal de su cruel poderío, o quizá la perdió en la contienda, pero pudo haber sobrevivido, nunca se llegó a saber, lo cierto es que inmediatamente el rey se curó de su enfermedad, buscó a su amada Morgana, y acabaron siendo marido y mujer, pero el tirano brujo Gilberto quedo como una leyenda, manteniendo la creencia los aldeanos, de que podía seguir con vida, acechándolos en el bosque, o bien haciendo parte de macabros aquelarres de brujas…
Vivir la Edad Media
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